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“Gracias” es una de esas maravillosas palabras que siempre la guardamos para nosotros. Muchas veces cuando las personas hacen algo por una damos por hecho que ya agradecimos lo que han hecho por nosotros, pero no es así,es importante dar las gracias por cada gesto de bondad que recibimos.
Debemos estar agradecidos cuando alguien nos llama por teléfono para preguntarnos cómo estamos. ¿Quién obliga a una persona llamar a otra? Nadie, sólo lo hacen porque nos quieren y nos aprecian.
VIDAS COMPARTIDAS
por The Bad
La importancia de decir 'gracias'.
Debemos estar agradecidos cuando alguien nos llama por teléfono para preguntarnos cómo estamos. ¿Quién obliga a una persona llamar a otra? Nadie, sólo lo hacen porque nos quieren y nos aprecian.
No seamos personas ingratas y sepamos dar las gracias a cualquier persona que haga algo por nosotros. Un ejemplo muy claro es que cuando vamos a un salón a tomar un té pagamos la cuenta, rara vez dando las gracias a quien nos estuvo atendiendo lo mejor que pudo.
La importancia de decir 'gracias' supone la satisfacción con uno mismo. Que alguien nos regale otro día más, supone que somos agraciados ya que cada día, miles de personas dejan este mundo. Miles de personas se van a la cama esperando volver a abrir los ojos cuando ya los han cerrado para siempre.
Nunca des las cosas por sentadas, di con palabras lo que sientes, muchas veces por perezosas no llamamos a la casa o a nuestros amigos y cuando llamas ya es tarde pues esa persona ya no está y lo peor es que ya no volverá, como cuando alguien que amamos se va de este mundo y no pudimos hablarle.
No dejemos nada para mañana, muchas veces puede ser demasiado tarde, hoy mismo agradece todo lo que han hecho por ti a todas esas personas que son parte de tu vida…
Esa palabra tan maravillosa
es muy corta pero poco usada.
No lo olvidemos, no cuesta nada dar las gracias.
Al contrario, te hace más grande.
Siempre demos las gracias.
EL TIEMPO
Vivimos pensando en las cosas que nos faltan y que no tenemos. Nos quejamos de que no tenemos dinero para comprar un objeto o una prenda de ropa. Lloramos porque no podemos tener ese aparato electrónico de última generación. Ansiamos poder comprarnos esos zapatos nuevos que tanto queremos para poder lucirlos por la calle y que la gente se te quede mirando y observando tus magníficos zapatos.
Poseemos tiempo. El tiempo es el don y la bendición más grande que se nos ha dado. El tiempo son nuestras fichas para poder apostar en las cartas que se nos han repartido cuando nacimos por primera y última vez. Poseemos tiempo finito que tiene data de caducidad, pero esta pequeña posesión la pasamos por alto. No caemos en el pequeño detalle que la cosa más importante que se nos ha regalado es la que realmente ignoramos.
Vivimos como si fuéramos a vivir para toda la vida. No le damos importancia a los segundos ni a los minutos. No le damos importancia al hoy; un día más regalado. No le damos importancia al mañana, tiempo que está por venir. Siempre buscamos lo que no tenemos y pasamos por alto lo más importante que ya tenemos: tiempo para vivir. Cada segundo es oro reluciente que vale mucho más que cien millones de zapatos o mil millones de aparatos electrónicos de última generación. La bendición de poder haber nacido es el regalo más grande que se te ha concedido, por eso, no lo malgastes. Vive cada instante, cada milésima de vida.
Lloramos por la falta de dinero; por el dinero que no podemos tener porque o bien no somos ricos o simplemente hemos nacido en una familia de clase media, media baja. Nos quejamos de lo que tienen los otros, ansiamos la posesión de los que viven a nuestro alrededor. Buscamos lo que no tenemos y pasamos por alto lo que ya poseemos.
Poseemos tiempo. El tiempo es el don y la bendición más grande que se nos ha dado. El tiempo son nuestras fichas para poder apostar en las cartas que se nos han repartido cuando nacimos por primera y última vez. Poseemos tiempo finito que tiene data de caducidad, pero esta pequeña posesión la pasamos por alto. No caemos en el pequeño detalle que la cosa más importante que se nos ha regalado es la que realmente ignoramos.
Vivimos como si fuéramos a vivir para toda la vida. No le damos importancia a los segundos ni a los minutos. No le damos importancia al hoy; un día más regalado. No le damos importancia al mañana, tiempo que está por venir. Siempre buscamos lo que no tenemos y pasamos por alto lo más importante que ya tenemos: tiempo para vivir. Cada segundo es oro reluciente que vale mucho más que cien millones de zapatos o mil millones de aparatos electrónicos de última generación. La bendición de poder haber nacido es el regalo más grande que se te ha concedido, por eso, no lo malgastes. Vive cada instante, cada milésima de vida.
Crecer es aprender a decir 'Adiós'
Nacemos y no nos damos cuenta, pero nos han dado el mayor regalo posible: una vida. Una vida llena de posibilidades, oportunidades y momentos que dibujaremos con el paso del tiempo. Una vida llena de ilusión, esperanza, y sobretodo, una vida llena de vida.
El paso del tiempo nos marchita. Crecer significa dejar atrás ciertas partes de nuestras vidas que ya nunca más volveremos a vivir; simplemente, por arte de magia, se terminan convirtiendo en cosecha del pasado. Crecer implica ciertos riesgos y dificultades y, la mayor de éstos, es aprender a decir 'Adiós'.
La importancia de saber decir 'Adiós' es esencial en el crecimiento de toda vida. Crecer es aprender a despedirse. Es asimilar que hay cosas y personas que no estarán ahí para toda la vida. Que, como dicen algunos, es el ciclo de la vida; unos llegan y otros se van marchitando y, finalmente, nos dejan.
El paso más duro en toda vida es saber decir 'Adiós' a aquello que en un momento de tu existencia creías que sería eterno, para toda la vida. Entre lágrimas y llantos tienes que aceptar que el 'Adiós' forma parte de tu vida, de tu regalo.
Aunque en un principio todo nos parezca negro y sombrío, en un futuro tendrás la oportunidad de dar la bienvenida a otras nuevas vidas que formarán parte de ti: hijos, hermanos pequeños, primos, amigos... Y será en ese momento cuando, entre sonrisas y lágrimas de felicidad, les contarás como una vez dijiste 'Adiós' a esas personas que eran el secreto de tu felicidad
El paso del tiempo nos marchita. Crecer significa dejar atrás ciertas partes de nuestras vidas que ya nunca más volveremos a vivir; simplemente, por arte de magia, se terminan convirtiendo en cosecha del pasado. Crecer implica ciertos riesgos y dificultades y, la mayor de éstos, es aprender a decir 'Adiós'.
La importancia de saber decir 'Adiós' es esencial en el crecimiento de toda vida. Crecer es aprender a despedirse. Es asimilar que hay cosas y personas que no estarán ahí para toda la vida. Que, como dicen algunos, es el ciclo de la vida; unos llegan y otros se van marchitando y, finalmente, nos dejan.
El paso más duro en toda vida es saber decir 'Adiós' a aquello que en un momento de tu existencia creías que sería eterno, para toda la vida. Entre lágrimas y llantos tienes que aceptar que el 'Adiós' forma parte de tu vida, de tu regalo.
Aunque en un principio todo nos parezca negro y sombrío, en un futuro tendrás la oportunidad de dar la bienvenida a otras nuevas vidas que formarán parte de ti: hijos, hermanos pequeños, primos, amigos... Y será en ese momento cuando, entre sonrisas y lágrimas de felicidad, les contarás como una vez dijiste 'Adiós' a esas personas que eran el secreto de tu felicidad
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DUELE PERO ES NECESARIO
Comete errores, levántate y aprende de ellos
Es muy difícil que a lo largo de nuestra vida, todo salga según lo habíamos planeado, sin encontrarnos en nuestro camino ninguna dificultad ni cometer ningún fallo.
Las personas cometemos errores continuamente, es uno de los gajes de la vida en este constante ciclo de aprendizaje. No somos máquinas, no somos perfectos, y aunque lo sabemos, en algunos aspectos de nuestra vida como en el plano laboral, nos da miedo cometer errores porque pensamos estar demostrando ineficacia, y una mala imagen no favorece a tu carrera profesional.
Pero nada más lejos de la realidad, no hay que tener miedo a equivocarse. Lo realmente importante es aprender de esos errores, para así no volver a cometerlos en el futuro, a través de ellos ganarás experiencia, siempre que sepas aprovechar la situación. Esto no quiere decir que cometas errores porque sí, si tienes la suerte de no cometer ninguno en tu vida… perfecto, pero ya que la lógica dice que lo harás, por lo menos saca un beneficio de todos y cada uno de ellos.
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OCULTAR EL SOL CON UN DEDO
Esta expresión se utiliza de manera metafórica, se diría que, realidades sumamente visibles a los ojos de todos, se pueden tapar parcialmente dependiendo de la huella que se intente ocultar, por más que se desee que sea para siempre es casi imposible, por ello, las verdades salen tarde o temprano.
Si se retira el dedo para dejar al descubierto el sol (la verdad), la primera impresión es de ceguera provocada por la impresión que la luminosidad produce y después, se puede comenzar a ver la realidad y el entorno bajo otra mirada.
Otra opción, es que el ser humano quede tan deslumbrado hasta el punto de quedar en un estado de ceguera parcial impidiéndole el exceso de luminosidad contemplar la nueva realidad en su totalidad sea cual fuera ésta.Este estado de ceguera, con el paso del tiempo puede convertirse en voluntaria, ya que en el fondo, pero muy en el fondo del ser humano, siempre hay temores que le paralizan ante la posibilidad de poder conocer toda un realidad, darle un sentido, saberla trabajar, abordar hasta reconvertirla en lo que él mismo desea.
Otra opción, es que el ser humano quede tan deslumbrado hasta el punto de quedar en un estado de ceguera parcial impidiéndole el exceso de luminosidad contemplar la nueva realidad en su totalidad sea cual fuera ésta.Este estado de ceguera, con el paso del tiempo puede convertirse en voluntaria, ya que en el fondo, pero muy en el fondo del ser humano, siempre hay temores que le paralizan ante la posibilidad de poder conocer toda un realidad, darle un sentido, saberla trabajar, abordar hasta reconvertirla en lo que él mismo desea.
En medio de esta parálisis, existen lo que :
Los que pierden; evidentemente los que no consiguen ver más que sombras sin alcanzar a distinguir la realidad.
Los que ganan; aquellos que se benefician primero de poder verla en su totalidad y si hay algún interés detrás, de que los “deslumbrado/os”, ganen con mantener su nebulosidad, siempre habrá quién le o les anime a que se mantengan en la visión distorsionada, opaca, en penumbra, como en sombra, sin desvelar la verdad (ocultar la realidad aun sabiéndolo).
Por lo tanto, querer ocultar el sol con un dedo es sólo un juego que tarde o temprano concluirá, porque el sol es dinámico y rápido en su movimiento y porque aparece también cuando menos se le espera detrás de nubes.
A veces, quién busca le llegará la fortuna de poder contemplarla de verdad ya que puede esperarse cualquier realidad.Quien la esconde, puede verse descubierto de manera imprevista quedando desnudo ante toda una comunidad.
LA FAMILIA
La familia es el pilar fundamental de la sociedad, tiene necesidades básicas, además se prodiga amor cariño, protección y se prepara a los hijos para la vida adulta, colaborando con su integración en la sociedad. Los une una casa común, lazos de sangre, afecto recíproco y vínculos morales.
La familia es el lugar insustituible para formar al hombre - mujer completo, para configurar y desarrollar la individualidad y originalidad del ser humano.
La unión familiar asegura a sus integrantes estabilidad emocional, social y económica. Es allí donde se aprende tempranamente a dialogar, a escuchar, a conocer y desarrollar sus derechos y deberes como persona humana.
La familia, su unión, su vivencia de afecto, comprensión, ayuda permanente, motiva a cada uno de sus integrantes a crecer en un ambiente sano y a formarse como persona única e irrepetible. Todas las personas al sentirse rodeadas de seres queridos que las hagan sentir importantes, logrará con mayor motivación el alcance de sus metas. Por tanto, si se logra transmitir a cada persona este sentimiento de "familia", se propagará como el "deber ser" dentro de nuestra sociedad. Siempre el bien primará sobre el mal y está bajo nuestra responsabilidad el determinar qué nos ayuda a ser mejores personas para transmitirlo a nuestros hijos, familiares y amigos.